Su principal componente es el agua y es un alimento de escaso aporte calórico ya que presenta un bajo contenido proteínas y grasas. Sin embargo se la considera una buena fuente de fibra dietética, ácido fólico, así como pequeñas cantidades de otras Vitamina del grupo B y minerales
Suelo y labor preparatoria: Los suelos más favorables son los limosos, profundos y ricos en materia orgánica, con un pH próximo a 7. Después de arar, se realiza una labor superficial con fresadora, aportando el abonado nitrogenado de sementera y el suelo queda listo para el trasplante.
Siembra: La técnica de producción de planta con cepellón aporta importantes ventajas sobre la producción tradicional de planta en semilleros sobre el suelo para su posterior trasplante a raíz desnuda. La siembra se realiza generalmente en bandejas de poliestireno con alvéolos rellenos con sustrato a base de mezclas de turbas. La tendencia es trasplantar manualmente o con trasplantadora, en el estado de 3-4 hojas para los trasplantes más tempranos y con 4-5 hojas para los del mes de agosto.
Densidad: La densidad de plantación puede oscilar entre 1,5 y 2,2 plantas/m2 en variedades de ciclo largo y de 2,2 a 2,5 plantas/m2 en las de ciclo medio y corto. En producciones extra tempranas para la producción de mini coliflores con pesos inferiores a los 500g se pueden estrechar los marcos hasta conseguir densidades de 4 o más plantas/m2.
Abonado: Es una especie que responde satisfactoriamente a aportaciones de estiércol, a condición de que esté bien descompuesto, o que se haya incorporado en el cultivo anterior. Los aportes de abonos minerales varían según el ciclo de las variedades a cultivar. Para cubrir las necesidades nutritivas, expresadas en kilogramos por hectárea, se pueden considerar los intervalos de 150 a 350 de nitrato amónico cálcico, 70 a 120 de superfosfato de cal y 200 a 300 de sulfato de potasa. En cuanto a otros nutrientes, conviene rectificar las deficiencias o excesos de magnesio, potasio o calcio.
Riego: El cultivo de coliflor exige una aportación hídrica abundante y perfectamente modulada. Después del trasplante requiere un primer riego para favorecer el arraigo de las plantas. Si fuera necesario se repite a los 6-8 días. Programa de riego a seguir:
Primera fase: Se extiende hasta que el cultivo cubra un 10% del terreno. Las necesidades hídricas son bajas.
Segunda fase: Se prolonga hasta que el cultivo llega a sombrear el 70-80% del suelo. Al final de dicho estado (45-50) días desde el trasplante) se llega a las máximas necesidades en agua.
Tercera fase: Finaliza cuando comienzan a formarse las inflorescencias. Se mantienen las máximas necesidades y el criterio para regar es igual que en la fase anterior. Lógicamente, en la frecuencia de riegos influirán las lluvias.
Cuarta fase: A medida que la inflorescencia va engrosando, también van decreciendo las necesidades hídricas.
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